Desde tiempos inmemoriales se viene practicando la introducción de especies exógenas en las aguas de cauces, embalses, lagos y lagunas para favorecer la variedad piscícola.

Desde tiempo inmemorial se viene practicando la introducción de especies exógenas en las aguas de nuestros ríos, embalses, lagos y lagunas, dando como razones para justificar estos actos las intenciones de favorecer el ambiente palustre en su aspecto sanitario o las de proporcionar nuevas especies a los pescadores deportivos, que veían mermadas las poblaciones de salmónidos y de crustáceos, y necesitaban otros alicientes. Por orden alfabético, se trata de las siguientes especies.

Alburnos
Esta especie ha sido la última en colonizar la cuenca del Esla y nadie tiene conocimiento de quién los ha introducido. Es un pez pequeño, que no sabemos el perjuicio o beneficio que puede causar, como comedor de huevas o como presa para peces mayores.

Black-bass
Cuando colonizó la cuenca del Esla lo hizo con una explosión demográfica espectacular, aceptado por los pescadores, que vieron en este pez al sustituto de jornadas de pesca de truchas, ya en plena decadencia por escasez de población, porque les ofrecía espectáculo y emoción, al mismo tiempo que su carne enriquecía el aspecto culinario de los pescados de río. Tuvo varios años de clímax de reproducción y comenzó inmediatamente su declive, que se hacía patente por temporadas, hasta llegar a la situación actual, en que ya no existen más que ejemplares solitarios en rincones adecuados del río o en pantanos o lagunas.

Cangrejo rojo americano
Contagiador del virus de la afanomicosis, que exterminó prácticamente a nuestro cangrejo autóctono. No sabemos el porqué de su introducción en la península, pero sí que colonizó todas las zonas húmedas con gran rapidez, con excepción de las más frías. Después nos hemos lamentado de ello pero, como siempre, cuando ya no tiene remedio. No obstante, ha servido para que los aficionados al retel se hayan hartado de sacar cangrejos en la apertura de su veda. La incongruencia destaca sobre el criterio formado de especie dañina para el ecosistema fluvial, haciendo que se obligue a llevar o matar a todos los extraídos, grandes o pequeños y, sin embargo, se le ponga veda y no se autorice pescarlos en zonas más altas, donde existen habitando mangas y lagunas, y pueden multarte por cogerlos.

Cangrejo señal
Especie introducida con el propósito de desplazar o exterminar al cangrejo rojo, que también ha arraigado en muchas de las zonas escogidas, ampliando su radio de acción a otros tramos de ríos y presas. Una vez aclimatado se han señalado ciertos lugares como acotados para su explotación, dejando el resto de los sitios habitados por ellos al libre albedrío de quien quiera furtivearlos, como el río Bernesga, puesto que se prohíbe su pesca.
Volvemos a los despropósitos. Estos ejemplares son portadores del virus letal, al igual que los cangrejos rojos. Sólamente tendrán una diferencia: que reportarán dinero a las arcas del Servicio de Pesca, a través de permisos. Es un valor a tener en cuenta.

Carpas (común, royal y carpín)
Hace ya muchos años que fueron introducidas en la península, adaptándose fácilmente a casi todos los ecosistemas. Se trata de peces poco exigentes y con mucha resistencia ante aguas mal oxigenadas, lo que hace que se mantengan en todos los lugares, como ríos, embalses, lagunas y charcas. La pesca de grandes carpas es uno de los deportes en boga. No parece que ocasionen perjuicios. Gambusia. Originario de Méjico, este pez fue el encargado de controlar en lo posible al mosquito transmisor del paludismo, cuyas huevas y larvas le sirven de alimento. Loable cometido, si no fuera que también ha desplazado a otros peces autóctonos como el jamarugo.

Hucho y otros salmones
Con la buena intención de proporcionar a los pescadores deportivos otro aliciente más, se trató de aclimatar al hucho en ríos como el Tormes y a otro salmón plateado en el pantano de Vegamián, del que aún se pescan algunos ejemplares.

Lucio
Mal llamado tiburón de río por sus detractores. Comenzó a colonizar la cuenca del Esla hace unas tres décadas, cuando ya se había acomodado el black-bass. Llegó a decirse que necesitaba comer su peso diario (fabulación ignorante), y que exterminaba a todos los demás habitantes del río. El miedo a quedarnos sin truchas hizo que Icona emplease a fondo el sistema eléctrico para eliminarlo, lo que dio como resultado que también las especies más estimadas de su hábitat, como el black-bass y la tenca, e incluso la trucha, hayan sufrido un impacto sin precedentes, y no precisamente en las fauces de los lucios. Ahora, ni lucios, ni blasses, ni tencas, ni truchas, y no se las han comido los lucios que ya habían sido eliminados. Gran enigma, pues quitamos al fiero depredador y los demás peces no prosperan. ¿O será que no queremos reconocer la existencia de algún otro depredador de depredadores?

Lucioperca
Aún no tenemos esta especia en la cuenca del río Esla, pero no dejará de llegar pronto.

Perca sol
Otra de las científicas introducciones ha sido la de este pez, que se ha aclimatado en toda la zona sur del Esla, entre León y Zamora, y que ahora se le considera dañino. No sirve para pesca deportiva por tener un tamaño reducido, y tampoco se sabe qué función se le había asignado, como no sea el consumo de huevas de otras especies. Otro éxito.

Salvelino
Salmónido que se introdujo hace ya muchos años en lagos principalmente, y del que existen poblaciones en los lagos de Somiedo, las más cercanas a León. De colores espectaculares, sobre todo en sus aletas, nacaradas en blanco, negro y rojo, es una delicia para la vista. Puede haber sido uno de los pocos aciertos de esta política.

Siluro
Aún no se tienen noticias de que existan en la cuenca del Esla, sólo rumores sobre el pantano de Ricobayo. Se pesca profusamente en el de Mequinenza (Zaragoza), y este sí tiene el tamaño de un tiburón grande, alcanzando pesos enormes. Su aspecto es poco agradable, yo diría que monstruoso. Esperamos no tener que verle por nuestra cuenca.

Truchas
Con las truchas se han ensayado todos los despropósitos. Desde repoblar con arco iris hasta hacerlo con las de otras latitudes europeas, fracasando casi siempre y dejando un rastro nefasto con tantas pruebas, extracciones y cruces, tratando de conseguir truchas fario.

Por todo lo expuesto se puede deducir que de quince introducciones (sin contar las variopintas truchas) efectuadas en las cuencas fluviales, lacustres y palustres, solamente cuatro o cinco pueden darse por buenas, a saber: gambusia, salvelino, carpas, algunas truchas y black-bass (este último con dudas, porque ejerce mucha predación sobre peces). El resto son molestas o perniciosas, y deben su existencia a los adelantos y estudios científicos actuales. A mayores medios, peores resultados. Un sarcasmo.